El Parque Güell

Un dragón y unas maravillosas vistas

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El Parque Guell o Park Guell es sin duda uno de los lugares más emblemáticos de Barcelona. De hecho, la Ciudad Condal debe muchos de sus emblemas al arquitecto Antoni Gaudí, máximo exponente del también emblemático estilo arquitectónico conocido como Modernismo. La estructura y aspecto del Park Güell no se parece mucho a lo que normalmente entendemos como parque, puesto que es una mezcla entre naturaleza y urbanismo salpicada de los colores, símbolos y técnicas características del genio Gaudí.

El parque está situado en la parte alta de Barcelona, en el Monte Carmelo, y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984 junto a otras obras de Gaudí. ¡No es de extrañar que reciba más de 2 millones de visitas al año!

El Park Guell: Un poco de historia

Una combinación maravillosa de construcciones muy distintas: Monumentos, un patio limitado por bancos de colores y paseos que te hacen pensar que la misma naturaleza se ha convertido en arquitecta, ya que están construidos y diseñados a partir de elementos nacionales. Todo esto y más lo encontrarás en el Parque Güell, y por eso es una imagen que ningún visitante olvidará jamás.

El Park Güell es el resultado de la muy provechosa relación profesional entre Antoni Gaudí y el empresario Eusebi Güell, que fue su principal mecenas. Güell, que amasó su fortuna en Cuba y acabaría recibiendo su propio condado, se sintió impresionado con una vitrina que Gaudí había diseñado para la Expo de París. Se conocieron en 1878 y el mecenazgo empezó poco después, cosa que explica por qué encontramos el nombre "Güell" en muchas de las obras de Gaudí, como la cripta de la Colonia Güell (una colonia industrial situada fuera de Barcelona), el Palacio Güell, situado en el barrio de El Raval, o el Celler Güell, una bodega situada en Sitges. Y, por supuesto, la más famosa de todas ellas, una de las obras maestras de Gaudí: El Park Guell.

Gaudí construyó el Park Güell entre 1900 y 1914, en lo que se considera su periodo de máximo esplendor, la cumbre de su genio creativo. El parque fue concebido como una zona urbana que incluiría casas de alto standing, sin embargo, terminaría siendo algo muy distinto. Solo se construyeron dos casas, excepto por las dos pequeñas que encontramos en la entrada, y ninguna de esas dos fue diseñada por Gaudí. En una de ellas se encuentra hoy en día la Casa-Museo Gaudí.

Pero hoy en día podemos decir que el hecho de que el Park Güell acabara siendo muy distinto juega a nuestro favor. Hoy podemos disfrutar de un parque que refleja la plenitud artística de Gaudí y que muestra los rasgos básicos del modernismo catalán, con un foco importante en el simbolismo. Gaudí y Güell imaginaron una comunidad muy concreta para su proyecto urbano, e intentaron incluir diversas ideas en el diseño. Por eso, en el simbolismo del Park Güell encontramos varios elementos relacionados con el catalanismo político (Güell era miembro activo de la Lliga Regionalista, un partido político que trabajaba en favor de la cultura catalana) y del catolicismo, como en el Monumento al Calvario, también conocido como el Turó de les Tres Creus (colina de las Tres Cruces). Gaudí elaboraba diseños increíblemente complejos: los elementos mitológicos, el simbolismo, los elementos históricos y filosóficos y la exaltación religiosa que encontramos en el Park Güell se encuentran también en otras obras del arquitecto.

El simbolismo, pese a ser bastante específico en el caso del Park Güell, también tiene un fuerte vínculo con el modernismo catalán gracias a su inspiración en la naturaleza y la geometría, así como en sus sinuosas formas y sus colores. El estilo de Gaudí está presente en todos los elementos que conforman el parque, especialmente en su técnica del trencadís, esos azulejos rotos de forma irregular. Lo verás en el colorido dragón que te dará la bienvenida al parque (¡No te olvides de hacerte una foto junto a él!), en los bancos que limitan el patio principal, de formas sinuosas, y en los mosaicos del techo de la habitación que encontrarás bajo ese pacho, la llamada sala Hipóstila, formada por esos mosaicos y por un gran número de majestuosas columnas. Tampoco podemos olvidarnos de esas casitas de cuento situadas en la entrada, que te recordarán a las casitas de caramelo o de chocolate de los cuentos infantiles. También podrás pasear por viaductos y senderos curvos y esculpidos, muros que imitan árboles y paredes de terraza, todo ello rodeado de plantas, árboles y naturaleza.

En definitiva, el Park Güell es una maravillosa experiencia para los sentidos en la que podrás disfrutar de distintas atmósferas y monumentos muy diferentes, pero que comparten el mismo estilo y el mismo simbolismo.

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